miércoles, 21 de septiembre de 2016

MANNOROTH su historia

Mannoroth 

Mannoroth fue un Señor del Foso cuya crueldad y astucia hicieron de él uno de los lugartenientes favoritos de sus maestros, Kil'jaeden yArchimonde, los campeones de la Legión Ardiente. Conocido como "el Destructor" y "el Despellejador", fue el bárbaro líder de los Señores del Foso cuando el titán oscuro Sargeras los subyugó y los ligó a su voluntad. Cuando Archimonde fue puesto al mando de los Señores del Foso, se fijó en el talento de Mannoroth como brutal guerrero sanguinario, y lo nombró su segundo al mando. Mannoroth ayudó a conquistar varios mundos para la Legión Ardiente y lideró la segunda invasión a Azeroth.



La Guerra de los Ancestros

Mannoroth estaba entre los demonios que entraron en Kalimdor durante la Guerra de los Ancestros.El solo se bastó para masacrar regimientos enteros de defensores Kaldorei y desencadenó el caos liberando Guardias del Apocalipsis sobre la tierra. Aunque luchó con brutal ferocidad y derrotó a muchos enemigos, fue derrotado por Cenarius y sus seguidores y devuelto al Vacío Abisal cuando el Pozo de la Eternidad fue destruido. Aunque su ejército fue derrotado y obligado a huir de Azeroth, Mannoroth quedó satisfecho con la matanza que había causado.


Mannoroth y los orcos

En orden de preparar la segunda invasión de la Legión Ardiente a Azeroth, Kil'jaeden envió a Mannoroth a Draenor para reunirse con Gul'dan, al que describió como "Mannoroth es conocido por muchas cosas, la paciencia no es una de ellas". Una vez allí, doce jefes de clanes de la Horda orca bebieron de la sangre de Mannoroth y cayeron presos de la maldición de sed de sangre. Su corrupción rápidamente se extendió por el resto de la Horda a la que lideró en el asalto a los reinos humanos de Azeroth.

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Manoorth dejó su marca sobre los orcos en Draenor. El pacto de sangre que había formado con los orcos hizo aumentar rápidamente los efectivos de la Legión Ardiente y supuesto una nueva forma de ampliar su ejército demoníaco. Su arrogancia le llevó a proclamar que los orcos eran suyos 'por derecho', aunque su maestro Kil'jaeden podía en cualquier momento reclamar el domino sobre los orcos puesto que fue él quien los descubrió y de quien partió la idea de corromperlos. Los orcos sirvieron como precursores del caos, allanando el camino para la posterior entrada de la Legión a Azeroth, liquidando cualquier resistencia importante. Con la ayuda de Gul'dan, la Sangre de Mannoroth fue bebida por los jefes de los clanes, con excepción de Durotan, del Clan Frostwolf. La demoníaca Sed de Sangre que sufrieron hizo casi desaparecer de los draenei y condenó a los orcos para siempre.

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Sin embargo, después de que se abriera el Portal Oscuro y de que los orcos lucharan contra humanos en dos grandes guerras, estos fueron inesperadamente derrotados. Los orcos habían fallado a la Legión y Mannoroth, dolorosamente consciente de este hecho, comenzó a fraguar planes de venganza.

La Tercera Guerra

Sin embargo Kil'jaeden ignoró el deseo de venganza de Mannoroth y creó un nuevo peón: el Rey Lich y su Azote de muertos vivientes. Este ejército vencería allí donde fallaron los orcos.

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Finalmente, Archimonde fue invocado por un lich, Kel'Thuzad, al mundo de Azeroth. Mannoroth, ansioso por vengarse de los elfos nocturnos y los orcos, siguió a su maestro.
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El Señor del Terror Tichondrius se enorgullecía abiertamente por el Azote, de la misma forma que Mannoroth lo hacía en el pasado con los orcos. Esto solo hizo enfurecer más a Mannoroth que acababa de descubrir de que los orcos lo habían abandonado en favor de Thrall, el nuevo líder de la Horda. Mannoroth y Tichondrius, siguieron a Thrall a través del mar hacia Kalimdor, donde Archimonde le recordó a Mannoroth que los orcos todavía podían ser una raza bastante útil para la Legión.
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Al llegar a Kalimdor, Mannoroth sintió la presencia de Cenarius, y se preocupó que el semidiós pudiera resquebrajar sus planes. Tichondrius sugirió que tal vez los orcos podrían ser usados para destruir a Cenarius. Uno de los líderes orcos a los que Mannoroth corrompió años atrás en Draenor se encontraba en Kailimdor, Grom Hellscream, por lo que, a petición de Trichondrious, Mannoroth derramó su sangre en un pozo, con la esperanza de que los orcos la encontraran y bebieran de ella. Los curanderos troll de Grom, sintieron la presencia de la fuente de poder, pero rápidamente se dieron cuenta de que contenía una maldición, e imploraron a Hellscream no manipular su contenido. Grom los ignoró y corrompió a su clan, haciéndoles beber de sus aguas. Infundidos con los poderes de la Legión, Cenarius no tuvo ninguna oportunidad contra el clan Warsong llenos de sed de sangre y fue abatido por el propio Grom Hellscream.
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Con el semidiós muerto, Mannoroth apareció en escena y tomó el control total de Grom, empezando la verdadera invasión de la Legión a Kalimdor. Sin embargo Mannoroth se dio cuenta de que no había corrompido a todos los orcos: el grueso de la Horda se encontraba junto a Thrall que se había separado momentáneamente del grupo de Grom para buscar al oráculo en una montaña cercana. Dado que Thrall ignoraba lo que le había sucedido a Grom y al clan Warsong en su ausencia, Mannoroth ideó un plan para acabar con la amenaza del líder de la Horda.
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Cuando Thrall regresó, se encontró un ataque sorpresa de su viejo amigo Grom junto a un ejército de demonios de la Legión. Sin embargo la Horda contaba en ese momento con la ayuda de Jaina Proudmoore, quien también se había reunido con el oráculo, y su expedición. La alianza orca-humana consiguió abrirse paso entre los orcos corruptos hasta llegar hasta Grom al que Thrall liberó de su maldición tras un ritual de purificación. La mancha, sin embargo, estaba aún dentro de él.
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La Caída de Mannoroth

Después de que Thrall lograra salvar a Grom, Mannoroth los atrajo a unos cráteres formados por los infernales caídos, donde esperaba matar a Thrall y re-esclavizar a Hellscream. Thrall se enfrentó al señor de los demonios en batalla centrando toda su fuerza en el lanzamiento de su poderoso martillo Doomhammer. Mannoroth aplaudió su esfuerzo aunque sólo le había causado un rasguño en su ala. Entonces golpeó a Thrall con un golpe que lo lanzó por los aires golpeándolo contra el risco del abismo y quedándose solo junto a Hellscream. Mannoroth recordó a Grom que su cuerpo y alma le pertenecían y se enorgullecía afirmando que la maldición de sangre jamás se rompería. Entonces Hellscream se enfrentó a dos decisiones: rendirse a la corrupción demoníaca una vez más o resisitir y salvando a Thrall y a su raza. Negando a aceptar que los orcos quedaran corrompidos para siempre, se puso del lado de los suyos. En una último y heroico gesto, Grom eludió las defensas de Mannoroth y clavó su arma en el pecho.

Irónicamente Mannoroth fue derrotado por su mejor creación y por su pupilo favorito, Grom Hellscream. Los fuegos demoníacos de su interior entraron en erupción y salieron hacia el exterior violentamente, destruyendo al estupefacto Mannoroth e hiriendo mortalmente a Hellscream.
Con la muerte de Mannoroth, la maldición de sangre de los orcos quedó finalmente erradicada. Los restos y la armadura de Mannoroth permanecen en Orgrimmar donde fueron atados a un gran árbol de forma irregular. Sin embargo, la gran espada doble usado por el poderoso señor del foso permanece en Ashenvale, como prueba duradera del momento en el que el pacto de sangre acabó. Los restos se han convertido en un monumento de advertencia a los demonios y como celebración de la hazaña de Grommash Hellscream.
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